Naranjos, Ver.– El vado-puente (o puente-vado) que construye el Ayuntamiento de Naranjos-Amatlán resistió la mayor de las pruebas, no de laboratorio sino real: el embate de la creciente del río Tancochín, como resultado de las lluvias que generó el huracán “Franklin.
“Esta obra era una necesidad prioritaria no sólo para habitantes de la colonia Mariano Escobedo, sino para toda la población, ya que anteriormente la gente tenía que transitar sobre un peligroso tubo, del cual muchos niños y adultos resbalaron y se lastimaron”, manifestó el alcalde Marciano Salazar Hernández.
Además, después de las intensas lluvias como las que acabamos de vivir, cientos de personas se veían en la necesidad de dar vuelta por el puente “Tancochín” o el “Catarino Iglesias”, sin embargo ahora pueden cruzar el afluente con toda tranquilidad y seguridad, agregó.
“La estructura de concreto soportó la fuerte corriente del río porque está bien hecha; respeto las opiniones negativas, pero los ingenieros encargados de la edificación son los que conocen la materia; aquí está el vado y aquí estamos nosotros, en espera de terminar un aproche para inaugurarlo”, añadió.
“Tenemos el compromiso de hacer lo que los naranjenses piden y ésta es una obra de impacto; es un vado-puente que durante las avenidas distribuye la carga hidráulica sin obstrucciones permitiendo incluso que el agua lo rebase temporalmente, con un anclaje adecuado y sin pilares, por lo que está en condiciones de resistir el embate de las avenidas”.