El tragahumo de Heroico Cuerpo De Bomberos de Tuxpan rescató el cuerpo y se aferraba a que estaba vivo
Por: Samuel Hernández Reyes
“Me tocó sacar a un niño en un accidente, yo pensé que estaba vivo y el niño estaba muero, lo cargué y llegaron los de las Cruz Roja y sólo escuchaba que me decían Quintero danos el niño que está muerto, pero yo decía está vivo, miren se menean los ojos, pero ellos me reiteraban que estaba muerto y que por favor se los diera porque estaba muerto a lo que yo empecé a llorar”, relata José Quintero, integrante del Heroico Cuerpo De Bomberos de Tuxpan que en este año cumple 20 años de servicio.
El sobrino del extinto comandante Manuel Quintero Herrera, de quien lleva el nombre el Heroico Cuerpo De Bomberos de Tuxpan, recuerda que en ese accidente, ocurrido hace 15 años, el niño tenía severo daño en su cabeza y con gran parte de la masa encefálica perdida, por lo que no soportó el dolor de la perdida y cambió por minutos el rescate por lágrimas.
El tragahumo, que este día fue reconocido por sus 19 años de servicio como bombero pero que cumple 20 en este año, destaca que ser bombero es una felicidad, sobre todo el salvar vidas, pero es triste cuando se salva a una persona y está muerta, como ocurrió en el accidente que relató al principio y que es uno de los que le ha marcado la vida como integrante del Cuerpo de Bomberos de Tuxpan.
El hombre ya mayor, relata que el ser bombero va más allá de un trabajo, sino que nace como un gusto y de ahí es la pauta para ingresar a una corporación que el objetivo principal es el rescate del semejante, poniendo por enfrente la propia vida del bombero.
“Pero, aunque no les guste, ya estando aquí y viendo las cosas como son, cómo no le va a gustar a uno ser bombero y salvar vidas, sobre todo de gente que ni conoces pero que hay que salvarle la vida”, mencionó el hombre de esa corporación.
En su mente y narración no queda al margen el accidente en una unidad de rescate que sus compañeros sufrieron el 27 de junio de este año y que dejó como saldo un compañero muerto, por lo que no deja a un lado el decir que es un trabajo muy riesgoso en el que todos los bomberos saben que hay despedida de su familia, pero puede haber no regreso, “hay entrada más no salida en el cuartel”.
Don José Quintero, padre de tres hijas y abuelo de tres nietos, platicó, junto con su esposa a lado y en sus manos su reconocimiento recibido del alcalde Juan Antonio Aguilar Mancha por su trayectoria, que los tragahumo primero ponen la vida de su semejante y su rescate, que la propia, por lo que están para salvar y entrarle a lo que sea emergencia.
Recuerda que el incendio del basurero, entonces localizado en lo que ahora es el parque Bicentenario, fue uno de los siniestros que también se viene a su mente toda vez que participaron por casi un mes en la sofocación, con resultados de lesionados y el hallazgo de cuerpos de animales muertos o calcinados, y hasta cabezas de humanos que con las llamas salieron a la luz.
En medio de la alegría, dijo que es una satisfacción ser bombero y que el ambiente entre cada uno de ellos es de hermanos, por lo que es una corporación unida que vive día a día para rescatar a los tuxpeños, trabajo que les da el reconocimiento de la ciudadanía y más de los niños, que muchos de ellos sueñan con ser bomberos.