EL GOBIERNO Y LA CORRUPCIÓN: Samuel Aguirre Ochoa

Samuel Aguirre Ochoa

A año y medio de la administración de Andrés Manuel López Obrador, ¿qué tanto ha disminuido la corrupción en el país? Por lo que se observa aquí en el estado de Veracruz, en donde el gobernador y la mayoría de los funcionarios provienen de la misma corriente política que el presidente, la corrupción no ha disminuido en nada, sigue presente entre los funcionarios del actual gobierno. Veamos solo algunos casos:

Primero, el de la Lic. Guadalupe Argüelles Lozano, quien hace unos días tuvo que renunciar a la Secretaría del Trabajo, Previsión Social y Productividad del Gobierno de Veracruz, debido a que le otorgó un vehículo de esta dependencia a su hijo Efrén Rogelio Cárdenas Argüelles, para su uso personal, hecho que constituye un acto de corrupción, pues dicho bien solo puede utilizarse para cuestiones de trabajo. Al inicio de la administración fue criticada seriamente por nepotismo, pues quiso colocar como funcionaria de esta misma Secretaría a su hija Quetzalli Cárdenas Argüelles junto con otros familiares más, hecho que no se concretó por la presión de diversos sectores de la sociedad. El hijo de la entonces secretaria del Trabajo fue detenido y la policía encontró droga y alcohol en el vehículo oficial que conducía.

Segundo, la denuncia que hizo pública Erick Vásquez Sánchez, ex Director de Acuerdos y Seguimientos del Instituto de Espacios Educativos, en contra de Ricardo García, Director de Espacios Educativos, y del propio Zenyanzen Escobar, Secretario de Educación en Veracruz, de recibir moches de dos empresas que acaparan la mayor parte de las obras que se están ejecutando.

Ahora bien, estos últimos dos funcionarios reviraron acusando a Erick de que quien recibía los moches era él. Además, se habló de que se encontró droga en un vehículo oficial propiedad de Espacios Educativos. A esto hay que sumarle una serie de rumores, sin desmentir, sobre un presunto enriquecimiento del titular de la SEV, Zenyanzen Escobar.

Tercero, la entrega de despensas compradas por el DIF Estatal que anda haciendo el flamante presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Veracruz, Rubén Ríos Uribe, a militantes de Morena en el municipio de Córdoba. Existen evidencias fotográficas del diputado entregando las despensas con el logo del DIF a militantes de su partido, lo que se tipifica como abuso de autoridad y corrupción, ya que quien debe entregar dichas despensas es personal del DIF y a toda la población no solo a los agremiados de Morena. Al parecer a la oficia del DIF la tienen como caja chica de Morena, situación que ocasionó, primero, la destitución del responsable administrativo y, después, de la propia directora.

Cuarto, el escándalo de corrupción generado por Francisco Bravo, ex subdirector administrativo del Instituto Veracruzano del Deporte, quien fue cesado de dicho puesto por desvío de recursos a empresas fantasmas.
Y así pudiéramos mencionar el caso de la adquisición de las patrullas a sobreprecio al inicio de la administración; el subejercicio de más de 3 mil millones de pesos por parte del Gobierno de Veracruz, dinero que fue regresado a la Federación para usarse en los programas del presidente, acto que también se configura como corrupción; la mala política en la adquisición de medicamentos en el sector salud; y así pudiéramos señalar muchos otros ejemplos.

La corrupción, pues, persiste en Veracruz, porque dicho fenómeno no puede desaparecer por decreto, por el solo hecho de que una persona se cambie de un partido a otro o se integre a un gobierno que se autodefine como honesto. La corrupción es un fenómeno inherente a un sistema en el que prevalece la desigualdad económica, en el que la brecha entre los ricos y pobres es muy grande. Y en el que la ideología dominante es el individualismo burgués, que hace egoísta al individuo, a actuar sobreponiendo su interés personal sobre el bien común; en el que para lograr el objetivo personal no importan los métodos por sucios e inmorales que sean.

Antorcha Revolucionaria siempre sostuvo y sigue sosteniendo que el problema principal de la sociedad actual, el que genera la pobreza en México no es la corrupción, sino el modelo económico capitalista neoliberal prevaleciente, que concentra la riqueza social en las manos de unos cuantos magnates, lanzando a la pobreza a la inmensa mayoría de la población. Que, por tanto, la única manera de acabar con la injusticia social, con la pobreza y los males que esta acarrea en cualquier sociedad, es cambiando dicho modelo económico, cosa que hasta el momento no ha sucedido, aunque el presidente López Obrador lo haya decretado de palabra.

Para que un individuo abandone la filosofía del individualismo burgués, la ambición y el afán de enriquecerse, debe adquirir una profunda formación filosófica; conocer la historia de la humanidad, el desarrollo de la producción de bienes de consumo y del pensamiento; debe adquirir una sólida cultura en general, que le permita vencer el influjo que ejerce la ideología de la clase dominante, en este caso, la burguesa. También debe foguearse en la lucha de las clases trabajadoras, conocer sus problemas, sus vivencias, sentimientos y aspiraciones; debe identificarse plenamente con los grupos sociales que generan la riqueza de un país con el trabajo de sus manos.

Ahora bien, habría que preguntarse, ¿cuántos funcionarios de la 4T cubren estos requisitos?, es probable que existan algunos, pero lo más seguro es que la inmensa mayoría no tengan formación filosófica alguna y más bien actúen movidos por sus intereses particulares. Y si esto es así, un gran número de los actuales funcionarios son tan corruptos como los políticos de los partidos de los que provienen y que de palabra critican.

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