El poblado de Adolfo Ruiz Cortines está en el corazón geográfico de Los Tuxtlas
Rodeado de verde, la espesa selva de la reserva de la biósfera está, literalmente, a pocos metros de la calle y de las casas más occidentales del asentamiento. En línea recta y hacia arriba, unos siete mil metros de ese denso bosque tropical separan a la comunidad del cráter del volcán San Martín, dormido por más de 230 años, pero oficialmente activo. Esperemos que siga dormido varios siglos más.
Un tramo de la vereda que comunica con la cabecera municipal, San Andrés Tuxtla, cruza por algunos kilómetros esa tupida masa de vida. La copa de los árboles en ambos lados del camino se tocan en las alturas, formando prácticamente un túnel de vegetación.
El fin de semana transité esa vereda para visitar, bajo la lluvia y rodeado de neblina, a mis amigos de Ruiz Cortines.
Convencido de que cualquier grilla se aniquila chambeando, sordo a las lenguas de los envidiosos –y envidiosas-, acompañado del diputado Rafael Fararoni, fui a Ruiz Cortines para supervisar la construcción un tanque de agua que desde ahora almacena 80 mil litros -el equivalente a ocho pipas de agua- para abastecer a 350 familias.
Nosotros aportamos el material y el pueblo la mano de obra. El nuevo tanque de agua es testimonio de lo que podemos hacer si trabajamos de la mano con el pueblo, evitando distraernos en inútiles pleitos políticos.
Agradezco que la comunidad me haya declarado “Hijo Predilecto”, distinción que me honra, aunque mi compromiso de trabajo no esté motivada por recibir reconocimiento.
Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz.